Queridos lectores,
¡En primer lugar, os deseo a todos un buen y feliz año nuevo 2017! Que los deseos que son buenos para nosotros se hagan realidad y los demás no.
Hace unas semanas recibí una larga compilación que quiero adaptar ligeramente al contexto y transmitir por partes aquí:
– Es curioso cuanto nos cuesta algunas pocas horas en la iglesia, pero lo rápido que pasa el tiempo cuando estamos mirando una película.
– Es curioso que sentimos tanta emoción cuando vemos nuestro equipo jugando un partido de fútbol y cuantas veces miramos nuestro reloj cuando el Servicio Divino tarda algo más de lo habitual.
– Es curioso cuanto nos cuesta leer un capítulo de la Biblia, pero lo fácil que es devorar 100 páginas de un bestseller.
– Es curioso que 100 euros nos parecen mucho cuando hacemos una ofrenda, pero que nos parece muy poco cuando vayamos de compras.
– Es curioso lo difícil que resulta hablar del Evangelio de Jesucristo, pero lo fácil que es hablar sobre los últimos chismes.
– Es curioso que nos preocupamos más de lo que otros piensan de nosotros de lo que Jesús opina.
A veces vale la pena pensar sobre lo habitual y normal en nuestra vida, para luego poder cambiar su posición, ponerlo en su lugar correcto. ¿Por qué dejarlo en su posición incorrecta? ¿Por qué no cambiarlo ahora, al principio del nuevo año?
Un saludo,
Wolfram Laube